Considerado el último gran representante del clasicismo vienés (después de Christoph Willibald Gluck, Joseph Haydn y Wolfgang Amadeus Mozart), Beethoven consiguió hacer trascender la música del romanticismo, influyendo en diversidad de obras musicales del siglo XIX. Su arte se expresó en numerosos géneros y aunque las sinfonías fueron la fuente principal de su popularidad internacional, su impacto resultó ser principalmente significativo en sus obras para piano y música de cámara.
Su producción incluye los géneros pianísticos (treinta y dos sonatas para piano), de cámara (dieciséis cuartetos de cuerda, siete tríos, diez sonatas para violín y piano), vocal (lieder y una ópera: Fidelio), concertante (cinco conciertos para piano y orquesta, uno para violín y orquesta) y orquestal (nueve sinfonías, oberturas, etc.), entre las que se encuentra el ciclo de las Nueve Sinfonías, incluyendo la Tercera Sinfonía, también llamada Eroica en mi♭ mayor, la Quinta Sinfonía, en do menor y la Novena Sinfonía, en re menor (cuyo cuarto movimiento está basado en la Oda a la Alegría, escrita por Friedrich von Schiller en 1785).
El himno de la alegria
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